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Tengo una amiga que es madre soltera. Su hijo es varón y tiene 2 años y medio. Está creciendo sin padre por razones que no voy a explicar porque no me corresponde hacerlo. Esta mujer le hace cuentos a su hijo por las noches y son cuentos que ella misma se inventa e inventa para él. Por supuesto, no tienen la intención de ser cuentos publicables sino cuentos íntimos de ella y su pequeño príncipe. He logrado obtener de ella la autorización para publicar uno de ellos que quiso dejar escrito, pues la mayoría de sus historias son orales y se enriquecen con las solicitudes de repetición. Al menos a mí el hecho me parece extremadamente tierno y quisiera compartir con ustedes este pedacito de intimidad de una madre con su bebé, algo que no fue creado para ser leído por multitudes sino para ser susurrado entre las sábanas.

Los perritos del arcoiris

En esta la tierra de Eva Luna, comienza la mañana muy temprano, su reino está lleno de Sol, nubes, estrellas, y la Luna no cambia, en este planeta, hay siempre luna llena, solo en noches muy tristes, hay Luna nueva. Son las noches en las que los perritos de Carlitos empiezan a ladrar, porque están enamorados todos de la luna redonda que sale en el cielo. ¡Ah!, casi lo olvido, Carlitos es un niño muy mono, vive con su mamá la Reina y por supuesto él es un príncipe, y tiene muchos perros y dinosaurios y hasta una dragona que siempre está suspirando por un burro que no la quiere bien. Cada noche antes de dormir, Carlitos se sube a su alfombra mágica y sale a dar un recorrido por su tierra, que es tan pequeña que cuando él se haga hombre, podrá recorrerla con solo dar algunos pasos. Pero aún es pequeñito y le gustan mucho los cuentos como estos, que suele hacerle la Reina Eva Luna cada noche antes de dormir.

De cómo Carlitos encontró a sus perritos

Una mañana de esas en las que el Sol andaba despacito, Carlitos salió a ver si le nacieron las guayabas a la mata de su patio, cuando escuchó unos ladridos bajitos que parecían un llanto, buscó y buscó, pero no encontraba nada, hasta que divisó por entre las rosas, una cajita muy pequeña, con una cabecita que sobresalía, allá fue despacito, despacito ..y ohhhh sorpresa, dentro habían siete pequeños perritos de diferentes colores, azul, verde, rojo, amarillo, naranja, negro y blanco y no paraban de llorar, junto a ellos había una carta y decía así.

Carlitos:
Estos chiquitines, se cayeron del arcoiris,
Necesito que los cuides por mí,
hasta que pueda ir a buscarlos,
sé que solo tú podrás hacerlo

Firmado: Don Viento.

Carlitos loco de contento, corrió a ver a su mamá, porque aunque no sabía leer, sabía de cartas, y siempre traían mensajes, supuso que en ella había una responsabilidad para él y no se equivocaba. La Reina muy ocupada tratando de encontrar adjetivos terminados en «ito», miró a su hijito, leyó emocionada la carta y le confirmo sus ideas, ya tenía 7 perritos y con ellos la responsabilidad de alimentarlos, de cuidarlos y de dormirlos, y como a ellos no le gustaban mucho las complicaciones, llamaron a cada perrito por su color y todos fueron felices y de colores, y cada vez que terminaba la lluvia los perritos, salían locos de contentos y les crecía desde las orejas un airecillo colorido que llenaba el cielo de brillantes arcoiris locos, que danzaban hasta mucho después que el Sol se iba a dormir.