Empínale un papalote,
hazlo trueno, nunca río,
y baja hasta el fondo mío.
Deja que tu lengua azote
sus laderas. Has que brote
de su lava la fragancia,
de su huerto la sustancia.
Mi sexo es la banderola,
el arte donde se inmola
todo lo eterno. Constancia
de tu dedo de pianista.
Mi sexo es un alga errante,
lazarillo, caminante
de tu cuerda, equilibrista.
Es la manera imprevista
de encender la luz más pura,
es la fugaz levadura
que hace del amor simiente.
Mi sexo: boca gimiente.
Mi sexo: cauce y locura.
Albino Novela dijo:
Lindo poema, algo picante este cafecito, saludos y un abrazo.
camarero dijo:
tengo un libro que es una pequeña antología de poesía erótica cubana del siglo XVIII a nuestros días… me parece interesante compartirlos por la belleza que hay en ellos al tratar un tema que muchas veces es tabú y además porque todas las poetisas y poetas allí recogidos son de mi patria… el problema a veces es buscar la imagen… jajaja… saludos amigo mío…
Mar dijo:
Seleccionas bien los poemas… un gusto leer(te)los
camarero dijo:
el sexo en sí mismo es poesía…
Mar dijo:
Touché
nubedealivio dijo:
Genial!!!!
camarero dijo:
este poema me recuerda la canción de polito ibáñez piercing de amor… y viceversa…