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barack obama y el llanto

Hay tanta palabrería circundante, repetitiva y viciada que cuesta escribir lo que se siente sin el temor a que sea catalogado el discurso –no uno, que al fin y al cabo, es nada- como otro más que se recicla. Vueltas y vueltas le he dado a lo que honestamente pensé pero hay cosas que no tienen dos ni tres maneras de decirse. Vi a Barack Obama llorar en la televisión y ciertamente le creí. Me pareció honesto su sentimiento de dolor ante el recuerdo de niños que han muerto en los Estados Unidos por armas de fuego. Dicen que el Presidente piensa visitar Cuba este año. Lo llevaría a un hospital oncológico para que viera allí los esfuerzos que se hacen por salvar a otros niños sin poder acceder a medicamentos que sólo su país produce o patenta y sólo el mío no puede comprar debido a una política de Estado genocida que el gobierno que hoy encabeza tiene por más de cinco décadas sobre mi país y que él no ha tenido los cojones de cambiar, agujerear, debilitar o mal herir con órdenes ejecutivas. Y que los vea y los toque y que alguien le diga que sienten dolor, pierden órganos o mueren porque aunque tienen toda la asistencia posible no es toda la necesaria ante la falta de un suero, una pastilla o un equipo de última generación estadounidense y esos niños que padecen de cáncer son cubanos. Y si no llora otra vez, que lo parta un rayo.