
Miércoles 10 de marzo 1976
Dormí algo mejor, el día amaneció nublado y frío, de nuevo el trabajo en la oficina.
Al mediodía nos vacunaron contra el cólera y contra un insecto que existe aquí que es como una especie de mosca grande de color verde que cuando pica deja una sustancia que produce mucho sueño, por varios días, causando decaimiento y falta de apetito, esto cuando ataca fuerte puede producir la muerte. La vacuna es fuerte y hay compañeros que se desmayan producto de la reacción. Después de vacunarme me acosté.
¡Cuál sorpresa la mía! Recibí carta de mi esposa de fecha 19 de febrero, por lo que cuenta, parece que María la echó en La Habana. Para mí esto ha sido tan grande que me siento otro. ¡Qué felicidad! ¡Qué alegría saber de mis hijos y de mi esposa! ¡Qué inmenso regocijo ver una letras escritas por ella, la he leído no sé cuántas veces! Que palabras tan lindas, que dulce es mi querida esposa, nunca podrá ella imaginarse cuánta alegría ha causado en mí esta primera carta suya. Enseguida le contesté, por lo menos ya sé que ella ha recibido las mías.
No comí, pues me siento mal producto de la vacuna. Me acosté temprano, esta vez pensando en los míos pero de forma distinta, cuánto deseaba esto. De veras, me siento otro. De nuevo antes de dormir leí la carta.
***
Mi papá fue de los primeros soldados que estuvieron en Angola. Cuando se da a conocer oficialmente el día 22 de diciembre de 1975 que Cuba tiene tropas en la nación africana, ya mi papá llevaba dos semanas allí. Los primeros salieron de forma clandestina, incluso en las escalas de vuelo no podían bajar del avión y tenían que tener las ventanillas cerradas, eso está contado en este diario. Mi mamá no sabía dónde estaba mi papá, esa es la primera razón por la que él demoró en recibir correspondencia. No quiero decir que esto fuera así con todos los que fueron al principio, solo estoy contando la experiencia de ellos: mi mamá demoró en enterarse que mi papá estaba en Angola y lo supo porque un agente de la seguridad del Estado se apiadó de ella y se lo dijo. Luego, creo que las cartas que escribió tampoco llegaron cronológicamente, sino regadas, algo pasó también con ellas. Creo que a partir de este día mi papá empezó a recibir correspondencia con regularidad.
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